El Brexit ha unido a los casi 400.000 británicos (entre oficiales y no empadronados) que viven en España. Desde que su país aprobó salir de la Unión Europea, en junio de 2016, todos comparten un mismo sentimiento. Ninguno de ellos sabe lo que les va a ocurrir y eso ya es un punto en común que borra cualquier diferencia. «Todos los días nos levantamos pendientes de los periódicos y esperando información del consulado», explica Karen Cowles, presidenta de la Asociación de Comerciantes Británicos de Benidorm.
Las noticias que llegan de Reino Unido no aclaran mucho sus dudas. El Gobierno británico y Bruselas están tratando de alcanzar a marchas forzadas un acuerdo que debería estar cerrado el próximo día 17, fecha en la que el Consejo Europeo dará por concluido el plazo de negociaciones. A partir de ahí, la oposición obligará al Ejecutivo de Boris Johnson a pedir a Bruselas que amplíe la fecha límite de salida de la UE y forzará así la convocatoria de elecciones. Para complicar la situación, el primer ministro mantiene su promesa de sacar al país de la Unión Europea el día 31 con acuerdo o sin él.
Esta es la información que amarga todos los días el desayuno de la abundante colonia británica en España. Vive sumida en una sensación de incertidumbre que no hace sino aumentar a medida que pasan los días. No saben qué será de ellos ni cómo cambiará sus vidas cuando termine octubre. «Se desconoce cómo serán los términos del acuerdo, si es que lo hay», resume Ricardo Bocanegra, abogado marbellí experto en extranjería. Salvo esperar, solo pueden hacer una cosa: empadronarse en los municipios donde residen.
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